Archivos de la categoría ‘J. J. Guille’

Conditio sine qua non

Publicado: 9 diciembre 2011 de formasdifusasdbate en J. J. Guille, Poesía

Me duele tu olor;

pero a pesar del credo

aquí me quedo.

 

Te huele a dolor;

y si reabro las vedas

¿También te quedas?

 

Es conditio sine qua non

jugar al escondite,

enterrar sin que te enteres

la lección me diste:

                                               Ahora que llega el otoño

                                               vuelvo a decir nada.

                                              Vuelvo a reescribir cada frase con añoro

                                              en la actualidad de la desgana.

 

Me duele tu sabor;

pero al besar tus dedos

aquí me quedo.

 

Te sabe a dolor;

y sin saber las grietas

¿También te quedas?

 

Es conditio sine qua non

no querer rendirte,

poder recuperar en placeres

la elección que perdiste:

                                               El plenilunio que no se para

                                               se hizo noche cerrada en espanto.

                                               Es entonces cuando el infortunio nos separa

                                               y al final resultó ser más que para tanto.

Tumoroso dolor

Publicado: 16 septiembre 2011 de formasdifusasdbate en J. J. Guille, Poesía

Dolor.

Dolor proteo que acomete con despreciables dádivas.

Dolor dolor en el goteo de mis depreciables lágrimas.

Dolor dolor dolor que vapuleo contra mi pobre ánima.

Dolor dolor dolor dolor si coloreo tus negras sábanas.

Dolor dolor dolor dolor dolor que se come mis ganas.

Dolor dolor dolor dolor dolor dolor las penas ávidas.

Dolor dolor dolor dolor dolor dolor dolor si te amaba.

Dolor dolor dolor dolor dolor dolor dolor dolor y nada.

Dolor dolor dolor dolor dolor dolor dolor dolor dolor.

Piedad

Publicado: 11 agosto 2011 de formasdifusasdbate en J. J. Guille, Poesía

Tu destello me retuerce;

pero reconduce

la luz de una estrella

en el paladar del cielo

si la oscuridad,

que va hacia mis ojos

ve sin ti mi vida contigo.

 

El desvelo se enfurece;

siempre reduce

el descanso de mi doncella

de corsé sincero

que es tu voluntad,

de no cambiar matojos

por perdones de trigo.

 

Su anhelo la endurece;

casi produce

la misma enfermedad en ella

que el dolor en mi recelo.

Sin tu piedad

ni la muerte deshojo

ni tampoco vivo sigo.