Me duele tu olor;
pero a pesar del credo
aquí me quedo.
Te huele a dolor;
y si reabro las vedas
¿También te quedas?
Es conditio sine qua non
jugar al escondite,
enterrar sin que te enteres
la lección me diste:
Ahora que llega el otoño
vuelvo a decir nada.
Vuelvo a reescribir cada frase con añoro
en la actualidad de la desgana.
Me duele tu sabor;
pero al besar tus dedos
aquí me quedo.
Te sabe a dolor;
y sin saber las grietas
¿También te quedas?
Es conditio sine qua non
no querer rendirte,
poder recuperar en placeres
la elección que perdiste:
El plenilunio que no se para
se hizo noche cerrada en espanto.
Es entonces cuando el infortunio nos separa
y al final resultó ser más que para tanto.