Miré hacia el horizonte
Y mis ojos dieron
Dos tiros de salva
Dos lágrimas saltaron
Mientras esperaba el alba.
Y el alba tardaba
lo que tarda en llegar
el agua de la fuente
por el rio al mar.
Oí del otro lado del monte
lo que parecía un canto hondo.
Me pasé por el puente
al otro lado del pasado
para oír mejor el llanto
que no había Cesado.
Oí el murmullo de la fuente,
los pasos de las hormigas
a marchar lentamente,
a fundar avenidas
con sudor frio en la frente.
Me subí hasta al monte
para ver si la veía,
el alba en el horizonte.
Y el alba no venia
y siempre venia pronto.
El día no llegaba,
y aquí en lo más alto,
en lo más alto del monte,
por ser noche, no se pierde
la vista, en el horizonte.
Miré hacia el horizonte
y mis ojos dieron
dos tiros de salva
dos lágrimas saltaron
mientras esperaba el alba.
Una por el pasado
y otra por el futuro.
Como quien brinda a un canto
Como quien oye un llanto.
Como quien figura el presente
La llegada de un nuevo día.
Pero el alba no venia.