Caida libre

Alguna vez baja el gigante

A sembrar de pètalos su jardin herido.

 Maniatado en su amor, casi perdido

Nos ofrece sus rosas de espinas quedas

 

Al àngel caido de sus  sueños

Quebrados de dolor puro, ateridos

Visionarios viejos de brumas muertas.

 

Se te caen las làgrimas no derramadas

De gigante viejo y solitario

Se te caen del gris de tus miradas

Yertas de penas y vacìos.

 

 Se te cae el amor torrente extraño

Mientras te inunda o te ahoga.

Por caer, tambien se te cae la vida

Entre jardines de rosas.

Sin título

Este amanecer he convocado en secreto a todas las risas de los niños,
grandes criaturas imberbes, maestros de la tiranìa y la inocencia.
Para reir con ellos.
He conjurado a las flores, crecidas entre restos de fusil diseminados,
Para olvidar mi guerra.
Y mientras el sol se desperazaba, visitè el cementerio de nuestros recuerdos:
Encontrè las tumbas de los besos que nos dimos
Sus cadáveres semienterrados mostraban todavía sus mortajas deshilachadas
Sin lápidas.
Al observarlos quieto, pude reconocer el beso en mi menor,
yacía solo frente al piano de las melodías dedicadas.
Poco  más abajo, decubrí al beso café, negro y amargo, como la conciencia.
Al limón, al pastel, al bombón.
Todos dormìan. tan silenciosos, que me pregunté si vivieron alguna vez.

Al fin  visité aquella hoguera,  cuyas llamas  surcaron mi piel de cicatrices secas
Cauterizadas a golpes de desidia y olvido,
Y entonces te vì.
Un espectro equívoco y anacrónico, sentado en el quicio de mis ilusiones vacuas,
Tus ojos habìan abandonado sus cuencas, pero tus dedos me tocaban,
Descarnados, solo huesos, temblaban, gesticulaban.
Hablaban a gritos, como tañen las campanas, llamando a una muerte expiatoria, lacerada.
Me abandoné un instante más, y hoy era presente, hoy era mañana, hoy era siempre y nunca,  hoy era  un convocado amanecer de miseria y rabia.

Soliloquio

Nado contra corriente en esta Nada que me pretende

Absurda, feroz  y punzante.

Buscando la vida, rayo inerte

de luz difusa, trèmula, aurora

que antes agoniza que eclosiona.

 

Risa histèrica, làgrima inaudita, 

Tormenta feroz de noche y nieve

Abrazo ruin, volátil e ingente

Nadando en la Nada,

Al fin Nada.

 

Siempre esta sinfonìa inacabada

Vestida de olvido y telaraña.

Verdad diluida, mirada al frente

Tù verso, Tù mùsica….

Yo soliloquio 

Copa de cava, sofà misterioso

Donde la fiesta comienza o acaba.

Rosario de espinas abruptas, mueca y carcajada

Esgrime tu amor, como una espada,

Como lirios marchitos

Tu adios sobre una làpida.